DOLOR DE NO SER YO
Quiero vivir
y no en la rabia,
quiero amar
y amo
y también sufro,
tercer apellido
de mi trivialidad.
No hallo tribunales
que juzguen a un espasmo,
a una puntilla ardiente,
a un terremoto carnal,
a un subcutáneo ardor,
a un descarnamiento
o a un desmenbramiento,
ni existen factores atenuantes
de vinagres
en los gestos y en la voz,
ni nadie puede detener al amor
que huye en busca y captura,
rebelde de sufrir
lo que no soñó.
Todos podemos relatar de desamores
y de ese padecer de congoja y ausencia.
Todos identificamos sus heridas.
No todos saben interpretar
los anuncios de lluvias o granizos.
Solo el campesino lo siente.
Y sólo ellos pueden ser testigos
de mi demanda judicial.
Que mis pruebas no son mensurables
y mi cerebro
de la que nadie poseemos
la secreta combinación.
Mi cerebro como memoria,
las entrañas como cuerpo del delito.
A la claridad del día
la viste de tinieblas
y de semillas de jalapeños,
a la noche de estrellas y silencios
le clava el mudo grito
de la desesperanza y del vacío.
Mas ambas en función privada,
en interno y eterno fluir de horas,
de meses, estaciones y destiempos.
Se electrocuta la sangre,
los clavos de cristo regresaron,
la soledad de los muertos,
el silencio de los muertos
compañeros del quejido…
Y se suman dolores
de desamores y de amores
que el agujero negro
desintegró.
Me queda estampar el papel
con otro grito mudo,
para advertir que sigo vivo,
para sanar la herida,
para creer en la esperanza
de que todo sepa
a los besos perdidos
y escuches el latido
de un espíritu en lucha.
Mas me ves enfermedad
y me aprecias
en arenas movedizas disolviéndome
y me piensas abrupto
porque rabio,
porque no me comprendes,
porque dices que no me amas,
porque no me oyes,
tanto que no merezco el cabo
que al menos a flote me mantenga;
ni ves que no soy yo la enfermedad,
sino gladiador contra lo invisible,
lo intangible, lo incansable,
en una guerra que no he buscado,
en la que soy cadete y general,
sobre la que sueño,
por encima de las derrotas,
tantísimas derrotas,
reaparecer vivo y liberado.
Hoy no escucho risas,
no vibro con tu canto,
no descanso en tu caricia
y el hielo ocupó la horma de tu calidez.
Hoy tampoco te veo feliz
o descansada o despechada,
no quieres mi hombro de reposo
ni las delicias del abrazo:
te has quedado
sin piernas para andar
y no te compensa
la alegría de nuestra complicidad.
Con todos
la rabia me desborda
pues soy ciego sin bastón,
pues soy sordo sin tu voz,
pues los sentidos
carecen de sentido,
pues la lógica
barrunta en la sinrazón.
La locura quizás
de pensar y sentir
que el amor puro
es el cénit de lo puro
tal como inquebrantable eternidad.
Tú que de mí has conocido
lo bueno, lo malo y lo que no conozco,
¿no tenías más motivos para amarme
si ya mi ser era parte de ti
y con él toda la libertad de tu vivir?
Exclusiva elección de la negatividad
que se apodera de tu sangre y de tu aliento
y te incita a destruir por no crecer.
Dolores sobre dolores
y sobre dolor la impotencia…
De no poder correr o saltar,
de no poder dormir o soñar,
de no poder hablar y escuchar,
de no poder amar y ser amado
.
Impotente rabia que me tiraniza
y transforma lo malo en peor.
Vistiéndome de un nuevo dolor…
… el impío dolor de no ser yo.
Dolor crónico por problemas de espalda o columna, fibromialgia, esclerosis múltiple, artritis, artrosis, migrañas, oncológicos. etc; así como los problemas vitales y psicológicos que sufre el paciente y sus cuidadores.
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