Artículo de Mónica Lalanda publicado en la sección Dolor de elmundo.es:
11 de marzo de 2010.- 'Doler, le tiene que doler y dentro de que le duela, es normal'. Esta frase puede tener dos orígenes; uno, José Mota cualquier viernes por la noche y el otro, un médico español en cualquier hospital o centro de salud de nuestra geografía. Creo que no descubro América si afirmo que en general manejamos el dolor entre mal y fatal.
Que la mujer tenga que parir con dolor no es una majadería bíblica sino una realidad en muchos hospitales, según autonomías, centros, hora del día, día de la semana o época del año, muchas mujeres continúan pariendo a lo animal y, en la mayoría de los casos, no es que naturistas ellas lo quieran así sino porque no tienen opción. De ahí pasamos a la reducción de fracturas y luxaciones en plan Pedro Picapiedra a grito pelao, pasamos a colonoscopias y endoscopias tipo aquí te pillo aquí te mato sin sedación ni analgesia o a inmovilización tipo policial de niños para clavarles un acceso intravenoso en vez de aplicarles una crema anestésica.
El 85% de las veces que un paciente busca atención médica es porque algo le duele. La señora María no viene a urgencias después de una caída para ver si en su muñeca embotijada hay fractura o solo esguince sino porque le duele tanto que no la puede mover y a Manolín le llevan al médico porque le duele muchísimo el oído y no porque su papá quiera saber si lo que tiene es otitis externa o es interna. Sin embargo, nosotros nos empeñamos en encontrar el origen del problema olvidándonos muchas veces de la razón por la que todas las Sras Marías y Manolines vienen buscando, el alivio de su dolor.
A través de compañeros repartidos por varios hospitales y de su experiencia observo por ejemplo que son raros los departamentos de Urgencias que incluyen la administración de analgesia como parte del proceso de triage y lo mismo para los servicios de ambulancias. Un paciente con la pierna en forma de Z recibirá mucho antes una radiografía que un calmante y esto es una verdadera paradoja.
Viendo publicaciones y datos no cabe duda de que ha mejorado mucho en los últimos años el manejo del dolor, sobre todo en el paciente oncológico y post quirúrgico. Sin embargo, siendo España uno de los primeros países productores y exportadores de opioides, figura en el estudio 'Pain in Europe' junto con Italia como el país con menor consumo terapéutico de opioides fuertes. El dolor crónico no oncológico y el dolor agudo se siguen manejando mal, nos sigue costando el saltito desde los AINES hasta los opioides.
Viniendo de la medicina anglosajona, percibo la diferencia del manejo del dolor como una de las más acusadas. El dolor es allí una prioridad en el punto de encuentro paciente-sanitario. El paciente lo exige y el médico, ante un dolor severo desenfunda la morfina sin pensárselo dos veces y ataca con su arsenal terapéutico. Obviamente, la diferencia es cultural, va en los genes y en las tradiciones.
El paciente es distinto: el español medio percibe dolor, tragedia y muerte como parte de su idiosincrasia, se regocija arrastrando o viendo arrastrar cruces sobre pies descalzos y capuchón tétrico en semana santa, celebra el comienzo de la cuaresma con el miércoles de ceniza y disfruta viendo matar toros. El inglés medio celebra la semana santa comiendo huevos de chocolate y con conejitos de peluche, el comienzo de la cuaresma con el día del pancake y habla más con su perro que con su hijo. Al paciente español no le gusta parecer blandengue y al inglés le importa una Guinness lo que piensen de él. Es otra pasta pero oiga que aunque uno se queje más que otro, una fractura de húmero les duele a los dos igual.
La diferencia está también en el médico, la formación del médico anglosajón es más humanista, más centrada en el paciente. El médico español parece más centrado en el aspecto científico del dolor (su diagnóstico) que en el humanitario (su tratamiento). De la misma manera que un tratado de Urgencias en castellano se organiza en capítulos por patologías y en inglés se organiza por síntomas. Además, el médico español continúa encontrando difícil deshacerse de los prejuicios que rodean a los analgésicos más potentes.
Me quedo con una frase de Buda, "el dolor es inevitable pero el sufrimiento es opcional". Ha llegado el momento de romper tabúes, ajustar dosis y atacar el dolor de frente, pero no ma-ña-na... ¡hoy!
Mónica Lalanda lleva un año en España tras pasar los últimos 16 años en Inglaterra, la mayoría como médico de urgencias en Leeds (West Yorkshire). En la actualidad trabaja en la unidad de Urgencias del Hospital General de Segovia, participa en varias publicaciones inglesas y también ilustra libros y revistas con viñetas médicas.
Dolor crónico por problemas de espalda o columna, fibromialgia, esclerosis múltiple, artritis, artrosis, migrañas, oncológicos. etc; así como los problemas vitales y psicológicos que sufre el paciente y sus cuidadores.
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