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martes, 15 de enero de 2008

Cómo evitar el golpe de calor

En estos días de verano austral, los enfermos deben tomar más precauciones que los ciudadanos 'normales', y, aunque es un artículo de temática general, creemos que es bueno estar informados al respecto

Consejos para días de alta temperatura

Cómo evitar el golpe de calor

Sábado 12 de enero de 2008 | Publicado en la Edición impresa
Noticias de Salud:

En estos, los días más calurosos del año, nunca es redundante insistir
sobre la necesidad de tomar agua permanentemente. El agua es
fundamental, entre otras cosas, para que en el organismo funcionen los
mecanismos que mantienen la temperatura regulada, siempre próxima y
por debajo de los 37° C.

Por eso la deshidratación con temperaturas ambiente tan altas conlleva
un riesgo mayor, que es el del golpe de calor: es lo que puede
producirse cuando la autorregulación de la temperatura corporal se
desajusta por completo y esta trepa por encima de los 40° C. Esta
condición requiere atención médica urgente.

Por eso la cuestión parecería agravarse cuando, además, se lo confunde
con una insolación o con cuadros menores, como el agotamiento por
calor. "El golpe de calor no es lo que popularmente se cree", indica
al respecto el doctor Rafael Zamora, médico clínico del Hospital José
de San Martín y docente de la VI Cátedra de Medicina de la Universidad
de Buenos Aires (UBA).

"Lo que falla en el golpe de calor es el hipotálamo, que es el centro
cerebral que regula la temperatura -explica-, y a causa de esta falla
hay muchos órganos que se comprometen, especialmente en el sistema
nervioso."

A través de los mediadores químicos se desencadena luego un proceso
que compromete a otros órganos: trastornos en la coagulación,
problemas en los riñones o aumento de la permeabilidad del intestino a
sus propias bacterias, con lo que aumenta la posibilidad de
infecciones sistémicas.

Por eso el golpe de calor puede llevar a la persona a un estado de
coma, convulsiones, e incluso puede ser fatal, "en un porcentaje que
varía según de donde vengan las estadísticas, entre un 20 y un 50% de
los casos", advierte Zamora.

Bebés y ancianos, los más vulnerables

Transpirar es un a forma natural de disipar los excesos de temperatura
corporal. Pero esta capacidad no es ilimitada, porque a través del
sudor una persona puede eliminar hasta dos litros de líquido por hora,
junto con sales -electrolitos- que también son esenciales para los
procesos vitales, como el sodio o el potasio.

De por sí, el porcentaje de agua corporal va disminuyendo con la edad,
de modo que los adultos mayores son -junto con los bebés que no pueden
hidratarse y buscar lugares frescos por sí mismos sin ayuda de otro-
una población verdaderamente en riesgo para la deshidratación. Y
además son más lábiles ante las posibles injurias que puede provocar
el golpe de calor en diversos órganos, dependiendo de su estado
general de salud, aclara el médico y docente universitario.

El doctor Isidoro Fainstein, médico geriatra que preside la Sociedad
Argentina de Gerontología y Geriatría, señala que el organismo de las
personas mayores "tiene un muy mal manejo del agua, y además existe un
umbral de la sed mayor que en los más jóvenes".

Es decir que no suelen experimentar sed, por lo que deben beber agua
-"entre un litro y medio y dos litros por día, además de caldos y
otras bebidas", aconseja Fainstein- aunque no tengan sed.

El organismo produce calor por medio del metabolismo, y además recibe
más calor del ambiente. De modo que una combinación entre, por
ejemplo, ejercicio aeróbico al sol y una temperatura ambiente de más
de 37°C resultará un cóctel explosivo para cualquiera. Pero para las
personas mayores, hasta permanecer encerrado en una habitación sin
ventilación se puede tornar peligroso.

El agotamiento por calor

También es consecuencia de un desajuste del mecanismo de
autorregulación, aunque es un problema de envergadura clínica bastante
menor. El agotamiento por calor se caracteriza por una sudoración
excesiva, piel pálida y más fría que el ambiente, sensaciones de calor
sofocante, sed intensa y sequedad en la boca, debilidad y calambres
musculares.

A ese agotamiento general se puede agregar dolor de estómago, náuseas
y dolor de cabeza. La persona incluso se puede marear y desmayarse.
Información de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) agrega que en
los bebés afectados por el calor puede verse la piel muy irritada por
el sudor en el cuello, el pecho, las axilas, los pliegues del codo y
la zona del pañal.

Lo que se aconseja es dar de beber enseguida abundante agua fresca, de
ser posible con media cucharadita de sal por litro para recuperar
electrolitos. La persona debe ser trasladada a un lugar fresco y
ventilado, donde conviene que sea desvestido y se le moje todo el
cuerpo.

En cuanto a la relación de este tipo de afecciones con la dieta,
Zamora sostiene que no es mucha, aunque "los alimentos frescos y con
un importante contenido de agua pueden ayudar, aunque los elementos
clave son la hidratación y la exposición al calor".

La lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses de vida
protege al bebé, también, del riesgo de deshidratación, por lo que la
recomendación de la SAP es que las madres ofrezcan el pecho más
seguido a sus bebés los días de mucho calor.

"Estamos viviendo una etapa de cambio climático en el planeta que,
sumada al crecimiento del promedio de edad, sobre todo en los países
del Tercer Mundo, hará que este sea un tema que probablemente tenga
cada vez mayor impacto", asegura el doctor Zamora.

Mientras tanto, no está de más, a cualquier edad, evitar el sol en los
horarios pico, los esfuerzos físicos muy exigentes en los días de más
calor, usar ropa de colores claros y, como sí dice la recomendación
popular, andar por la sombra.

Marcelo Rodríguez

Los síntomas de un golpe de calor

Los síntomas de un golpe de calor se presentan de tal manera que
ameritan la consulta urgente al médico cualquiera fuera la causa,
asegura el doctor Rafael Zamora, médico clínico y docente de la UBA.

Se debe llamar enseguida al servicio de emergencias o llevar a la
persona al hospital más cercano cuando en un día de mucho calor
aparece:

* Temperatura corporal mayor a 39º.

* Piel roja, caliente y seca por agotamiento de la sudoración.

* Agitación.

* Dolor palpitante de cabeza.

* Vértigo, confusión y desorientación.

* Delirios o pérdida del conocimiento.

* Convulsiones.

Si se espera al servicio de emergencias, conviene mientras tanto
quitarle la ropa y enfriarlo lo más rápido posible, mojando con agua
fría todo el cuerpo, ofrecerle agua si está consciente. Y no dar
medicamentos antifebriles ni friccionar la piel con alcohol.

Fuente: La Nacion-Edicion impresa--
Enviado por Maria Elena (angeldeluz)




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