Nuevas guías para tratar el dolor crónico a partir de los 75 años
(Artículo del mundo.es)MADRID.- Pocos se piensan dos veces recurrir a la aspirina y al ibuprofeno cuando sienten dolor. El problema es que a partir de los 75 años, las altas dosis necesarias para tratar el dolor crónico puede conllevar serios riesgos. Sería más conveniente sustituirlos por analgésicos opioides, como la codeína o la morfina. Así lo confirman expertos de la Sociedad Americana de Geriatría después de realizar una revisión de las guías de manejo de dolor.
"Muchos de los pacientes mayores tienen múltiples enfermedades y, con el uso de los antiinflamatorios no esteroideos (AINEs), como el ibuprofeno y el ácido acetilsalicílico, indicados para tratar tanto el dolor como la inflamación, tienen más riesgo de sufrir complicaciones", explica Bruce Ferrell, presidente del panel de expertos sobre el manejo farmacológico del dolor en los mayores y profesor de Geriatría de la Universidad de California (Los Ángeles, Estados Unidos).
Úlceras gástricas, duodenales, hemorragias digestivas (el riesgo se duplica a partir de los 70)... Son algunos de los efectos secundarios que conllevan estos fármacos. "Usados de manera continuada pueden deteriorar la función renal y contribuir a la insuficiencia cardiaca. Por eso no se deben dar nunca durante mucho tiempo a un anciano", explica Lourdes Rexach Cano, coordinadora del Equipo de Soporte Hospitalario de Cuidados Paliativos del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid.
En este sentido, otro especialista, Jorge Gómez Cerezo, jefe de Medicina del Hospital Infanta Sofía de Madrid, apunta que en las personas de edad avanzada, "los AINEs tienen más riesgo de efectos adversos, ya que junto a los gastrointestinales, inducen con frecuencia una retención hidrosalina con empeoramiento de la insuficiencia cardiaca o mal control de la hipertensión arterial".
Mejor emplear opioides
¿Cuál es la alternativa? Según las nuevas directrices de las guías de manejo de dolor, los opioides (morfina, codeína, oxicodona, fentanilo...) son más seguros que las altas dosis de AINEs durante largos periodos de tiempo. A diferencia de los AINEs, "los opiáceos son analgésicos más potentes (para dolor moderado y grave) y sus efectos secundarios son más leves (náuseas, estreñimiento, somnolencia y confusión), pero producen hábito y, potencialmente, dependencia", señala Juan Ignacio González Montalvo, jefe del servicio de Geriatría del Hospital La Paz de Madrid.
"Este riesgo de adicción parece ser bajo en la mayoría de los ancianos", indican los expertos de la Sociedad Americana de Geriatría. En cuanto a los efectos adversos, "bien usados, el único que perdura en el tiempo es el estreñimiento", puntualiza la doctora Rexach Cano.
Después de evaluar y comparar los efectos y la eficacia de los antiinflamatorios no esteroideos y los opioides en las personas de edad avanzada, las nuevas directrices apuestan por el uso del segundo tipo de fármacos. Teniendo en cuenta sus conclusiones, Lourdes Rexach Cano explica que, "en principio, lo que se recomienda en estos pacientes es iniciar el tratamiento con paracetamol (es analgésico, no antiinflamatorio) a las dosis máximas recomendadas, valorando siempre sus patologías de base. Si no se consigue una adecuada analgesia se debería asociar al paracetamol un opioide. "Los AINEs pueden utilizarse para un dolor agudo durante una semana o 10 días, pero no a largo plazo".
El panel de expertos no sólo indica precaución con los AINEs, también con una generación reciente de estos: los inhibidores de la COX-2 (celecoxib o rofecoxib). "Presentan menor toxicidad gastrointestinal y son mejor tolerados, sin embargo, su uso es muy discutido, ya que se asocia a un mayor riesgo de problemas vasculares", comenta el doctor Gómez Cerezo. Se desaconseja en ancianos.
Aunque en la actualidad "muchos médicos tienen miedo a indicar estos fármacos para tratar el dolor crónico, especialmente si no se trata de un cáncer, a través de las nuevas directrices insistimos en que los opioides en determinados pacientes son una elección razonable", concluye Ferrel.
Dolor crónico por problemas de espalda o columna, fibromialgia, esclerosis múltiple, artritis, artrosis, migrañas, oncológicos. etc; así como los problemas vitales y psicológicos que sufre el paciente y sus cuidadores.
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